sábado, 14 de marzo de 2009

REBELIÓN

A propósito de lo que está ocurriendo últimamente en el mundo, hemos de tomar soluciones para evitar los nuevos despropósitos que están sucediendo.

Difícil tarea si queremos verla desde la cultura de las civilizaciones, que pretende que nos hagamos todos amigos, para consentir a quien nos gobierna y siga haciéndolo. ¿O es que acaso se reúnen para corregir sus defectos, y así poder orientarnos debidamente para alcanzar un buen orden de convivencia?. No, lo hacen para tomar acuerdos y orientarnos a ser civilizadamente obedientes porque los peligros que nos acechan pueden destruirnos. Mentira, son ellos el peligro, los que no merecen estar ahí mintiendo desde un gobierno que lo primero son sus intereses propios, y cuidando que nadie los toque, y si lo hacemos castigarnos legalmente por necesidad. Es decir dictando con disimulo.

Nos quieren hacer ver que la legalidad es cosa de todos, y mentira otra vez, pues diciendo que son nuestros elegidos, hacen lo que les viene en gana, esa gana avariciosa, vergonzante, maltratadora y hasta creadora de terror.

No y no. ¿Quién vive en plena libertad, sin opresiones para la protesta?, nadie, todos estamos sometidos por una u otra causa. Se libran los niños de corta edad especialmente. Son los que aún no han salido de la unidad familiar, los que se rigen por las enseñanzas de sus padres, hermanos, abuelos, etc., hasta llegar a la escolarización, donde los protagonistas son las leyes, los uniformes, y la fiesta de los amiguitos.

Si es tan fácil, ¿por qué los padres aceptan que sus hijos entren en una dinámica marcada por los políticos?, pues porque necesitan trabajar y no les queda tiempo para más.

Aun queda tiempo para oponerse, queda tiempo para pensar y saber que se pretende, para organizarse y defender lo racional. Quizá no hagan falta tantas riquezas, y sí el cumplimiento de normas reconocidas que funcionan bien, y progresar.

Pretender que sean otros los que tomen la iniciativa para hacer que se corrija la gestión en las administraciones de los estados, es comprensible porque individualmente nos faltan conocimientos precisos para esa tarea, pero reconocer que todo va bien o mal para la colectividad, si que es posible, y se puede actuar en consecuencia.

Nuestras actuaciones pueden ser de corto alcance, pero si lo son, ya es bueno, a la espera de que la suma se convierta en importante, y mientras tanto, que cada uno, ejercite la rebelión que lleva dentro.

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