lunes, 7 de diciembre de 2009

EL CONSEJO

Era el otoño del año1970, y estaba ocupado en una compañía importante en el ramo de la construcción ubicada en Ribarroja, y aquel día inaugurábamos las instalaciones y puesta en marcha de la explotación de aquel negocio.
Los invitados eran muchos y muy conocidos, desde el presidente del consejo y todos los socios hasta clientes y amigos afines. Yo era el jefe de planta, y estaba con la misión de dar toda clase de respuestas que me demandaran, y por mi cuenta detalles de la producción que iba incrementándose paulatinamente para llegar a la carga plena, que aun no se había probado.
Surgió un fallo sobre la marcha por influencia de una lluvia poco intensa que con el polvo ambiental formó un barrillo, que hizo patinar ciertas piezas. Inmediatamente ordené al jefe de mecánicos, con un gesto, que fuera a corregir la anomalía, y desde el sitio me indicó que no sabia lo que pasaba, el presidente estaba a mi lado y me excuse y corrí al sitio. Ordené al mecanico que diera mas tensión para evitar que resbalara, y que lo hiciera sin parar la maquina y que le ayudara otro hombre. Y yo me quedé allí hasta que terminaron en unos cinco minutos. Seguía lloviendo, y nos mojamos un poco, pero las maquinas no pararon, y la inauguración se termino con agrado de todos
Al día siguiente, el director de la compañía que era buen amigo mío, me alerto de que mi intervención en la anomalía de la planta, no le pareció bien, porque debía haber dejado a los mecánicos que resolvieran por si mismos, y me recomendó que yo debía hacer solamente aquello que no hubiera quien para hacerlo.
Yo creo que hice mi obligación, tomando la decisión de ajustar sin parar, pero no fue bien visto, así que tome buena nota, y he procurado siempre pasar desapercibido buscando soluciones para todo.
Hoy en día, aun sigo pensando que la mejor administración es aquella que controla los tiempos, para un mayor rendimiento.

También se puede decir,
NO DEJES PARA MAÑANA, LO QUE PUEDAS HACER HOY.