viernes, 6 de febrero de 2009

EDITORIAL

Alerta es una expresión que anuncia variaciones supuestas sin saber sus consecuencias. Elegí este nombre tan pintoresco, acompañado de la limitación en lo temporal para significar imprecisión en toda clase de situaciones.

Si llegado el fin de una alerta temporal no ha sucedido nada, mejor que mejor, se ha evitado una sorpresa que pudiera haber sido molesta. Y no pasa nada.

Sin embargo, poner sobre aviso, algo que preocupa, como por ejemplo: esperar a una persona que sabemos llegará, al verla ha terminado la alerta, y comienza otra pues su actitud nos produce incertidumbre, y mientras conversamos estamos en alerta hasta resolver la situación.

Por todo ello, las alertas que nos previenen un mal tiempo, no son las únicas, también lo son cualquier novedad en lo cotidiano.

Póngase en alerta temporal conmigo, pues me concreto como persona que siempre me adentro en lo desconocido, para saber mas, y tres son los pilares que sostienen mis inquietudes, la ciencia en toda su extensión y hasta donde puedo llegar, el trabajo que aplico desde niño considerándolo integrado en la vida misma, y el descanso que nos permite estar despiertos mas tarde. Sin problema. Puedo añadir temas sociológicos, para criticar actividades nocturnas que quieren simular libertad, o la política practicada por algunos con el propósito de beneficiarse particularmente, pero estos me parecen menos comprensibles.

Mas o menos, así estaré siempre, viendo la botella medio llena aunque le quede solo un poquito. Y seguro que los que me conocen ya lo saben.

Emilio Arlandis, en Valencia a 5 febrero 2009.

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