sábado, 9 de mayo de 2009

PRESTIGIO

Buscando expresiones oportunas que justifiquen ideas, ha surgido él titulo de este relato, que dedicado a personas, puede aportar precisión en acontecimientos que necesariamente soportamos y aceptamos, aún sin gustarnos.

Se decía, dame pan y dime tonto, o dime con quien andas y te diré quien eres, y resulta a propósito para referirse a un laborista integro, o un presidente de gran sociedad. Ambos podrían ser hermanos o quizá vecinos, y estar tan alejados entre sí, que ni siquiera se saludan. Se ignoran al no tener afinidades. Ser alto o bajo, o cualquier otra diferencia, es igual, no se conocen. Se ocupan de lo suyo, y dentro de sí mismos, preferentemente de lo fácil. Y mandan y ordenan que se haga de todo, porque su distinción se lo permite. Eso sí, visten a la ultima moda y tienen acceso total, se les puede encontrar en cualquier sitio.

Algo se ha de hacer por ellos, y no faltan quienes aconsejan las mejores soluciones para convertirlos en sociedad experta y contribuir a mejorar las relaciones en el pueblo. Acceden y se lo pasan bien, siguen mandando y han conseguido nuevos buenos amigos.

Para comprender a estos paisanos, hacer una gira alrededor del mundo, nos permitirá experimentar con toda clase de detalle lo que hay por ahí, y nos encontramos, con presidentes, militares, reyes, golfos, periodistas, labradores, informáticos, comerciales, marinos, bueno de todo. No se diferencian unos de otros, son iguales, y no se alcanza a saber quien es quien, hasta iniciar diálogos y captar el mensaje. Un sargento explica que es el mejor, y que sus jefes lo respetan como nadie, aunque parece ser un chusquero, pues lo utilizan para repartir chuscos. Otro preside cinco empresas, es listísimo, y le han prometido un puesto en el gobierno de ministro de comercio, pero esta preocupado porque sus acciones en la bolsa están por los suelos, y no sabe que hacer.

Mal que bien, estos son los mejores, son los que mueven todo, los que marcan la diferencia, ahora ya son los padres del futuro, de nuestro porvenir, de nuestra democracia, y seguramente de nuestra riqueza.

Reconozcamos que no son responsables de sus actos entre tanto amiguismo, no son culpables de nada que se pueda juzgar, son aforados, alguno puede que haya sido universitario, son pobre gente entre los elegidos, no han aprendido nada y han de volver a empezar. Lo bueno, lo hermoso, lo magnifico, es que disponen de prestigio de ese que se dice como la copa de un pino.