lunes, 16 de febrero de 2009

EL CHOQUE

A veces chocan los aviones, aunque son mas los trenes, y mucho más los coches. Todos ellos son tratados de igual forma: se mandan reparar si ello es posible, y si no, se abandonan o se funden a fuego para reciclar materiales, es decir que todo está organizado con la participación de industrias y talleres especializados que funcionan perfectamente. Y punto.

Otros choques, nos afectan más sin impactar entre sí, cuando son personas significadamente hábiles enfrentadas en su dialéctica, dando un resultado final de contrariedad, alejamiento y enemistad.

Esta clase de choque, no tiene reparación, cada cual se ubica en su sitio para circular con plena independencia, y seguir manifestándose a pleno gusto propio.

Sin embargo, no siempre es posible olvidar lo sucedido, pues es difícil, cuando existen vínculos familiares o de otra índole, que obligan a encuentros que resultan desastrosos, con excitación y pronunciamientos ofensivos, poniendo a prueba la potencia de cada cual.

En estos casos, que no existen daños materiales, hemos de recurrir a la reflexión, analizar las situaciones propia y ajena, encontrar los móviles que provocan el malestar, y tomar la decisión de alejarse a la distancia justa para evitar el choque.

Desde el punto de vista de un componente familiar, será necesario, seccionar por temas las características de cada uno, y compararlas con el resto de familia, así se encontraran las afinidades por las que podrá haber entendimiento.

En la practica es bastante sencillo llegar a buenas conclusiones, solo será necesario conocer la personalidad de quien se trate y excluir todo aquello molesto.

Ya se sabe, que para mantener una buena relación, es suficiente, que uno no quiera para que dos no riñan.

Claro que, si un resultado de análisis indica, que existe mayor porcentaje de coincidencias, con menos esfuerzo todo irá bien. Pero si es al contrario, quizá sea mejor propiciar un enfriamiento para evitar los males mayores de los choques.

Lo importante está con nosotros, el resto es de todos y nos toca a muy poquito.

lunes, 9 de febrero de 2009

REDUCIENDO EL INFINITO

Paseamos, vamos o venimos, pensamos, comentamos o sonreímos, serian algunas de las situaciones en las que mejor nos encontramos, y las deseamos, pues proporcionan la comprensión del entorno que nos rodea.

En nuestro entorno, tan complejo como nosotros mismos, y tan extenso como podamos imaginar, necesitamos toda una vida para entender aquello que nos gusta, porque lo que no nos gusta, cuesta mucho más.

Y si buscamos y encontramos, hemos de seguir encontrando, que es necesario para evolucionar en nuestra gran inquietud, tan grande que todo se hace pequeño, y precisamos ir más allá.

Mas allá sí, pero hasta dónde?. Hasta el límite de nuestras posibilidades.

Miramos el Firmamento, lleno de estrellas, que bien comparadas serían como lucecitas, formando un conjunto precioso, que nos parecerá una maravilla incomprensible.

Y alguien ha dicho que las estrellas son soles, una a una un Sol, como el nuestro. Ah! entonces está todo claro. Pretendemos ver nuestro Astro Rey, y él mismo nos lo impide. No estamos preparados para soportar su luz.

Por similitud en la actitud, giramos la vista a nuestro satélite la Luna, que sí se deja observar, y la podemos mirar tanto cuanto queramos. Qué blanca es, y qué grande la vemos.

La Luna hemos de considerarla como compañera inseparable, porque Ella siempre está ahí, en el más allá muy próximo, pues la distancia que nos separa es solamente de poco más de un segundo luz. Es como si estuviera a nuestro lado.

Ella y nosotros compartimos el Espacio que se extiende continuamente, y la gran distancia que nos separa, es tan pequeña ante el Universo, que resulta casi imposible comprender la grandiosidad en la que nos movemos, y es por eso, que tenemos la necesidad de reducir el infinito.

sábado, 7 de febrero de 2009

MINI TURISMO

La vida es como un viaje turístico,
que iniciamos al nacer.

Luego, aprendemos mil veces mas,
o más que millón.

Con todo el saber,
tomamos el mejor destino temporal,
porque el otro, el definitivo, no se elige.

viernes, 6 de febrero de 2009

Un principio, SIN GUION

Yo, dueño de mí, soy de origen artístico
matemáticamente celestial.

¿Hay alguien ahí?, Es la pregunta que se debe hacer cualquiera, por si acaso contestan, al encontrarse solo.

El mejor remedio es aquel que puede hacerse cuando se necesita.

Y es cierto que la vida es compleja, tanto como que no se alcanza la visión general, lo cual es muestra de limitación, que seccionando resulta un entorno comprensible y adecuado.

La voluntad es el instrumento necesario para obtener preferencias ante dificultades sorprendentes.

Ser sabio es una calificación, que llega administrada sin consentimiento, y asumida, proporciona obligaciones que suman sabiduría.

Nota del autor: Esta exposición de pensamientos libres, solo quiere afirmar que pueden tenerse.

El orden perfecto parece inalcanzable, pero podemos ver que existe.

Y no hay mal, que por bien no venga, pues nuevas oportunidades hay para todos.
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La grandeza del espacio nos hace pequeños, pero considerando que nosotros también estamos en él, somos grandes.

Así que, ¡al toro que es una mona!.

DOS CAMINOS

Llegar a la conclusión de creer que se puede ser un alma celestial, tiene su merito, pero por bonito que resulte, no es cierto, y es más propio pensar que nacimos de nuestros padres, en vez de cualquier otra forma, pues en toda circunstancia somos sus descendientes.


Ellos son dos, formaron una unión, y de esa mezcla procedemos, sin saber cual es la influencia que nos proporcionaron.

Ya andamos y diferenciamos dos caminos: el de madre y padre, pues parecen estar en equilibrio, él cazando y ella cuidando de la unidad familiar, que visto así: él seria laborista y ella conservadora.

Siempre con ideas diferentes relativas al mejor bienestar, quedan repartidas las partes dominantes que cada uno defenderá.

En este tiempo que ya todo es conocido, suceden algunos encuentros desafortunados provocando errores no controlados, que más tarde se soportan con perjuicios.

Estas circunstancias en nuestros días, son habituales, y hemos de ser fuertes para combatir y mantener el equilibrio.

Dos caminos son pocos, para ubicar todo lo que acontece, así que dispersamos, por aquello de: divide y vencerás. Y todo, cada vez más grande. Hasta encontrarnos perdidos. Que error. Hemos de volver atrás.

Y a los treinta, ya tenemos a los hijos en los colegios, y la promesa de que van a ser bien educados, y el padre feliz con sus planes de ser eficaz en el rendimiento laboral. Hasta ha podido elegir su camino particular, y él anda en creída libertad convencido de que nada fallará.

No es un camino de rosas, y ha sido procedente eliminar algunos principios considerados fundamentales, para poder mantenerse por lo menos con libertad de pensamiento, que parece sea bueno. Así ha retrocedido, a esquemas menos exigentes. Más cómodos sí, pero llevan una carga de individualidad que genera soledad aún entre los grupos mas allegados.

Posiblemente el camino elegido fue el correcto o no, cualquiera hubiese sido igual. No se trataba de exigirse así mismo.

Y tener una buena consideración entre todos, es lo necesario para transitar siempre feliz.

EDITORIAL

Alerta es una expresión que anuncia variaciones supuestas sin saber sus consecuencias. Elegí este nombre tan pintoresco, acompañado de la limitación en lo temporal para significar imprecisión en toda clase de situaciones.

Si llegado el fin de una alerta temporal no ha sucedido nada, mejor que mejor, se ha evitado una sorpresa que pudiera haber sido molesta. Y no pasa nada.

Sin embargo, poner sobre aviso, algo que preocupa, como por ejemplo: esperar a una persona que sabemos llegará, al verla ha terminado la alerta, y comienza otra pues su actitud nos produce incertidumbre, y mientras conversamos estamos en alerta hasta resolver la situación.

Por todo ello, las alertas que nos previenen un mal tiempo, no son las únicas, también lo son cualquier novedad en lo cotidiano.

Póngase en alerta temporal conmigo, pues me concreto como persona que siempre me adentro en lo desconocido, para saber mas, y tres son los pilares que sostienen mis inquietudes, la ciencia en toda su extensión y hasta donde puedo llegar, el trabajo que aplico desde niño considerándolo integrado en la vida misma, y el descanso que nos permite estar despiertos mas tarde. Sin problema. Puedo añadir temas sociológicos, para criticar actividades nocturnas que quieren simular libertad, o la política practicada por algunos con el propósito de beneficiarse particularmente, pero estos me parecen menos comprensibles.

Mas o menos, así estaré siempre, viendo la botella medio llena aunque le quede solo un poquito. Y seguro que los que me conocen ya lo saben.

Emilio Arlandis, en Valencia a 5 febrero 2009.